LOS CENOTES.
En la Península de Yucatán, el agua ha ido esculpiendo durante millones de años el sistema hidrológico subterráneo más extenso del mundo. Las puertas de acceso a este invisible mundo son los cenotes, lugares donde el techo de esta gran esponja calcárea se hundió. Aparecen como grandes piscinas en medio de la selva rodeados de una exuberante vegetación.
Su nombre proviene de la palabra maya “Dzonot”, que significa pozo sagrado, lo que alimenta la leyenda de ser oscuros y misteriosos pozos donde los mayas realizaban horrendos sacrificios humanos. Pero nada más lejos de la realidad. Es un mundo de luces y sombras jalonado de estalactitas, nenúfares, raíces de árboles y rayos de sol, en un agua tan increíblemente clara que te llegas a olvidar que estás sumergido.
Escrito por Aurelia Artolachipi
Foto: Manuel Campillo
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