domingo, 2 de agosto de 2015

Galeria Filipinas Cebú 2012



LA ESTRELLA COJÍN (Culcita Novaeguineae).




LA ESTRELLA COJÍN (Culcita Novaeguineae).


Hay muchísimas especies de estrellas de mar que siempre asociamos con la forma típica de un cuerpo central del que salen radialmente cinco brazos aunque pueden ser más. Sin embargo, no todas las estrellas de mar tienen la forma de la que proviene su nombre común. Como es el caso de la conocida vulgarmente como Estrella Cojín o Alfiletero, Culcita novaeguineae, de forma abultada y perfil pentagonal que a veces es prácticamente redondo y en la que los brazos como tal están ausentes.

Es muy variable en su coloración, que oscila entre el rojo, violeta, amarillo, verde y marrón e incluye un moteado con tonos más oscuros y más claros. Se alimenta de una variedad de organismos incluyendo algas, detritus del fondo y pólipos de algunos tipos de coral. Muy común en los arrecifes del Indo-Pacífico, nosotros nos topamos con este bello ejemplar en aguas de las Islas Andamán.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

EL BAILE DEL NUDIBRANQUIO (Tambja sp).




EL BAILE DEL NUDIBRANQUIO (Tambja sp).


¿Porque será que nos gustan tanto los nudibranquios a los buceadores?. Seguramente porque parecen creaciones del más imaginativo de los artistas por sus bonitas formas y sobretodo por sus llamativos colores, aunque no hay que olvidar que éstos son un aviso de su toxicidad.

Estos bonitos moluscos son babosas marinas sin concha que como su nombre indica llevan las branquias en el dorso y sin protección (desnudas). Viven en todos los mares y allí donde vamos, desde el Mediterráneo a los trópicos son un tesoro para los fotógrafos. Manuel capturó este bonito ejemplar de Tambja sp. prácticamente en el aire dándose la vuelta en la parte superior de una esponja.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

LA GAMBA COMENSAL DEL CORAL BURBUJA (Vir philippinensis).




LA GAMBA COMENSAL DEL CORAL BURBUJA (Vir philippinensis).


Este pequeño camarón de 1,5 cm. vive solo y exclusivamente en el coral burbuja, Perogyra sinuosa,. La pareja pasa su existencia protegida en el coral fuera del cual son tremendamente vulnerables. En él se alimentan, mudan, se aparean y realizan la puesta. Como se aprecia en la foto, la hembra porta los huevos en su abdomen.

La Vir Philippinensis se encuentra en los arrecifes del Indico e Indo-Pacífico donde abunda el coral burbuja. Esta foto fue tomada en aguas del Parque Marino de Bunaken en Indonesia.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

LA MEDUSA HUEVO FRITO (Cotylorhiza tuberculata).




LA MEDUSA HUEVO FRITO (Cotylorhiza tuberculata).


Todos los veranos recibimos la visita de oleadas de medusas que, arrastradas por la corriente, llegan a la costa donde no siempre son bien recibidas por los problemas que causan a los bañistas, sobre todo si se trata de la pequeña pero temida medusa luminosa, Pelagia noctiluca, la más urticante de todas.

Pero este último verano nos hemos visto sorprendidos por la presencia en abundancia de la conocida vulgarmente como medusa “huevo frito”, Cotylorhiza tuberculata, inconfundible por su forma y color y cuya umbrela puede alcanzar un diámetro de hasta 40 cm. Tienen tentáculos muy cortos que junto con sus brazos bucales se rematan en una especie de “botones” violeta o blanco en los ápices. A su indiscutible belleza se une que su poder urticante es prácticamente nulo, por lo que es un placer observar su deambular casi siempre cerca de la superficie donde nos deleita con sus reflejos. Y no olvidéis mirar detenidamente en busca de los pequeños alevines de jureles o peces limón que buscan refugio entre sus tentáculos. ¡Todo un espectáculo!

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

EL PEZ TROMPETA




EL PEZ TROMPETA.


Los peces trompeta se caracterizan por un cuerpo largo y tubular ligeramente comprimido. Sus aletas dorsales están muy cerca de la cola, lo que junto a la forma de su cuerpo y su largo hocico, les ha dado su peculiar nombre vulgar. Es un voraz depredador de pequeños peces a los que captura por succión. Se trata de una especie de hábitos solitarios, aunque en ocasiones pueden verse varios ejemplares en la misma zona.

Con frecuencia se les puede ver suspendido boca abajo entre corales y gorgonias, postura que adopta para pasar inadvertido y despistar a sus presas. Los juveniles (como el de la foto , de apenas unos centímetros) viven agazapados entre las fanerógamas, los corales blandos y esponjas. Los peces trompeta pueden modificar su coloración, en función de su estado de alerta o excitación. Los adultos son normalmente grises o amarillos en algunas áreas. Los juveniles tienen a menudo rayas que pueden cambiar también rápidamente de bandas horizontales a verticales.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

LAS CARACOLAS PORCELANA.




LAS CARACOLAS PORCELANA.


Las cipreas o porcelanas se encuentran entre las caracolas más bellas de los arrecifes. Su sorprendente brillo, agradable forma y variedad de dibujos, atrajo desde muy antiguo la atención del hombre, que en muchas culturas las ha usado como moneda de cambio. El animal puede cubrir completamente la concha con su manto lo que permite que éste mantenga su brillo y aspecto parecido a la porcelana.

Algunas especies viven asociadas con los corales blandos cuyo color y dibujo imitan, teniendo en muchas ocasiones, incluso, protuberancias exactas a los pólipos del coral en el que viven. El aspecto y coloración de estos moluscos tiene un carácter adaptativo, buscando pasar desapercibidas para sus enemigos ya que carecen de sistemas defensivos lo que las hace muy vulnerables. Se alimentan de los tejidos de su huésped ¡Parécete a lo que comes y sobrevivirás!, es el lema principal de las cipreas.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

EL RIZO DE LA ANÉMONA (Cerianthus menbranaceus).




EL RIZO DE LA ANÉMONA (Cerianthus menbranaceus).


La foto representa un detalle de la Anémona Tubo , Cerianthus menbranaceus, que en su afán por capturar el plancton de que se alimentan estiran, encogen, rizan y revuelven los tentáculos en un baile sincronizado digno de observarse. Pero cuidado con acercarse demasiado. Si sienten cualquier posible amenaza, se retraen y desaparecen rápidamente dentro del tubo en el que viven.

Es una especie solitaria de gran tamaño muy abundante en el Mediterráneo que fabrica ella misma el tubo en el que se aloja. Éste de más o menos un metro de longitud, está enterrado en el fondo, aunque a veces sobresale parte del mismo. El aspecto de esta anémona a simple vista es el de dos tipos de tentáculos de distinta longitud que rodean la placa bucal. Los exteriores, en número superior a doscientos, miden unos 20 cm. y son los más largos con una coloración variable entre el blanquecino, verde, pardo, morado e incluso negro. Los interiores, mucho más cortos, normalmente pardo oscuros, rodean la boca. Con los tentáculos marginales captura el alimento que entrega a los tentáculos orales que lo colocan en la boca. ¡Un baile sin fin!

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo

EL MERO GIGANTE DEL ATLÁNTICO (Epinephelus itajara)




EL MERO GIGANTE DEL ATLÁNTICO (Epinephelus itajara).


El mero gigante del Atlántico, Epinephelus itajara, que tiene sus equivalentes en el Indico y el Pacífico, es conocido vulgarmente como Mero Guaza, Patata, Goliat… debido a su gran tamaño. Es el pez óseo más grande que se puede observar en los arrecifes de coral. Miden un promedio de 175 cm de longitud, pesando más de 300 kg, pero los machos pueden llegar a los 250 cm y rondar los 400 kg ya que, aunque de lento crecimiento, son peces muy longevos que pueden vivir más de 35 años.

Se encuentra en el Atlántico Occidental, desde Florida hasta el sur de Brasil, incluyendo el Golfo de Méjico y el Mar Caribe y por otro lado, en el Atlántico Oriental, desde Senegal hasta el Congo. Los jóvenes buscan refugio en los manglares, hasta que alcanzan los 5 ó 6 años que emigran hacia el arrecife. Una vez que se ha desarrollado completamente, los humanos y los grandes tiburones son los únicos depredadores de esta especie.

Escrito por Aurelia Artolachipi 
Foto: Manuel Campillo